domingo, agosto 14, 2011

walt whitman. de la terrible duda de las apariencias



De la terrible duda de las apariencias


De la terrible duda de las apariencias,
de la incertidumbre después de todo, de que podríamos estar engañados,
de que tal vez confianza y esperanza no son más que especulaciones después de todo,
de que tal vez la identidad más allá de la tumba es una bella fábula no más,
tal vez las cosas que percibo, los animales, plantas, hombres, colinas, aguas brillantes y fluyentes,
los cielos del día y la noche, colores, densidades, formas, tal vez sean (como sin duda son) tan solo apariciones, y el algo real está aún por conocerse,
¡cuántas veces se lanzan fuera de sí mismas para confundirme y burlarse de mí!
Cuántas veces yo pienso que no sé, ni sabe ningún hombre, nada de ellas,)
tal vez pareciéndome lo que son (como sin duda sólo parecen en verdad)  como desde mi actual punto de vista, y podrían resultar (como resultarán por supuesto) nada de lo que aparentan, o nada de ninguna manera, desde puntos de vista enteramente distintos;
para mí estas cosas y las semejantes a ellas son curiosamente respondidas por mis amantes, mis queridos amigos,
cuando aquel a quien amo viaja conmigo o se sienta un largo rato aferrándome la mano,
cuando el aire sutil, lo impalpable, el sentido que palabras y razón no aferran, nos circunda y nos impregna,
entonces me cargo de inexpresada e inexpresable sabiduría, me mantengo callado, no requiero nada más,
no puedo responder a la pregunta de las apariencias o de la identidad más allá de la tumba,
sino que camino o me quedo sentado indiferente, estoy satisfecho,
el que aferra mi mano me ha satisfecho totalmente.

Walt Whitman, West Hills, condado de Suffolk, Nueva York, 1819 – Camden, Nueva Jersey, 1892
en Hojas de Hierba, Walt Whitman, Edición bilingüe, Introducción, traducción y glosario: Pablo Ingberg, Editorial Losada, Buenos Aires, 2008
imagen: Walt Whitman 

Of the terrible doubt of appearances

Of the terrible doubt of appearances,
Of the uncertainty after all, that we may be deluded,
That may-be reliance and hope are but speculations after all,
That may-be identity beyond the grave is a beautiful fable only,
May-be the things I perceive, the animals, plants, men, hills, shining and flowering waters,
the skies of day and night, colors, densities, forms, may-be these are (as doubtless they are) only apparitions, and the real something has yet to be known,
(How often they dart out of themselves as if to confound me and mock me!
How often I think neither I know, nor any man knows, aught of them,)
May-be seeming to me what they are (as doubtless they indeed but seem) as from my present point of view, and might prove (as of course they would) nought of what they appear, or nought anyhow, from entirely changed points of view;
To me these and the like of these are curiously answer’d by my lovers, my dear friends,
When he whom I love travels with me or sits a long while holding me by the hand,
When the subtle air, the impalpable, the sense that words and reason hold not, surround us and pervade us,
Then I am changed with untold and untellable wisdom, I am silent, I require nothing further,
I cannot answer the question of appearances or that of identity beyond the grave,
But I walk or sit indifferent, I am satisfied,
He ahold of my hand has completely satisfied me.

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