domingo, diciembre 07, 2008

alberto batania. el arco de ulises

arrasados-de-nadaI.
El arco de Ulises
A veces el perseguido
(Maiakovski, revólver español)
se vuelve perseguidor
(Plath abre la llave del gas)
el acusado
(Celan se arroja al Sena)
es el que acusa
(Sexton aspira monóxido)
la víctima
(Nerval se cuelga de una farola)
cambia a verdugo
(Storni en el Mar del Plata)
el cordero
(Lugones, whisky y arsénico)
destella lobo
(Esenin se ahorca de una cañería)
se dobla al fin
(Pizarnik toma Seconal)
el arco de Ulises.

II.
Iratxe y solo
Si fuera cierto
que el hombre que ataca el azul
y se lanza hacia las tablas rotas del no se sabe
será preso y mandrágora y castigado de octubres;
si fuera cierto
que el desafiador de los mandamientos ancestrales
caerá en la noche increpadora de las sonrisas sajadas,
derrotado por el cáliz culpable del no porvenir;
si fuera cierto
que el hombre debe esperar y mantener y doblegarse
y ser manso y fabiano y Vergniaud,
¡ah, Batania!,
tú deberías ser el más triste
de los que arrastran sus pies de lombriz por la Tierra;
tú deberías retorcerte amordazado de pies y pestañas
para no escuchar los alaridos de tu cueva de ratones,
tú deberías llorar como llora el niño
cuando se le rompe la punta del lápiz
en su libro de astronauta;
tú deberías sufrir
y no ser ese hombre que camina ahora
por la Avenida Ciudad de Barcelona,
con cara de puñal y tres naranjas
sin peladura,
ese hombre que sabe
que hoy es 11 de junio de 2008
y ellos son un día más viejos
(y más viejos,
y más viejos),
que son las siete de la tarde
y eres un día más fuerte
(y más fuerte,
y más fuerte),
que no hay miedo ni nunca
porque tú estás Iratxe
y firme, Iratxe
y solo,
Iratxe y resuelto a seguir
tu camino libre,
errado
y sordo
ante el futuro.

III.
La media hora del marmolista
Ten cuidado, amigo,
te digo ten cuidado,
que no se te escape el ojo a la altura
del labio, que no te ajen
en surcos de ocho horas, ten cuidado
amigo, ten cuidado.

El pan se puso duro el otro siglo,
y aquí nadie confiesa
que fuimos derrotados.
Ten cuidado con ese apartamento.
Ten cuidado con esa hipoteca.
Cuidado con los hijos.
Ten cuidado.

Te hacen la vida otros.
Te dan felicidades de juguete.
Te pasan su película tan rápido,
no sé si me explico, tan rápido...

Apenas te das cuenta,
de ti no queda nada
sino la media hora de trabajo
que en la tumba invirtió el marmolista.

fuente: diario del poeta neorrabioso

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