Idilio muerto
Qué
estará haciendo a esta hora mi andina y dulce Rita
de
junco y capulí;
ahora
que me asfixia Bizancio, y que dormita
la
sangre, como flojo cognac, dentro de mí.
Dónde
estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban
en las tardes blancuras por venir;
ahora,
en esta lluvia que me quita
las
ganas de vivir.
Qué
será de su falda de franela; de sus
afanes;
de su andar;
de
su sabor a cañas de mayo del lugar.
Ha
de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y
al fin dirá temblando: «Qué frío hay... Jesús!»
y
llorará en las tejas un pájaro salvaje.
César Vallejo, Santiago de Chuco, 1892 -París, 1938
de Los Heraldos Muertos, 1918
imagen s/d
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