En principio,
Como más fácilmente
engañables.
Los simples poco
esperan, lo mismo,
Y lo reciben y cuidan
intuyendo
Vagamente que Dios
impele los sonidos
Y a la vez alerta,
Y los sofisticados
Analizan, examinan,
consultan
Espejos en lugar de
entregarse
A lo que provoca una
sensación,
O al dolor que provoca
un goce,
Y elaboran abstracciones, jamás
Reconocerían por el
contacto físico con algo
El conocimiento del
género de ese algo.
Mientras los simples,
Actores natos,
espontáneos,
Se identifican con lo
que se les pide,
Los sofisticados no
vacilan
En concluir que carne y
hueso
Sólo cuentan en la
mente,
Ilusorios contornos.
Sin discutirlo, unos
Pretenden que todo
corresponde
A un tiempo, pertenece
a un sitio,
Y otros fluctúan, escépticos,
Del pensamiento al
vacío:
Y así,
Cuando el simple Boom
aferra un cuchillo
Meramente está aferrando un cuchillo,
En tanto que al
sofisticado Dedalus
Su tacto no le sirve,
no mantiene
Presente sino la idea
de cuchillo
Y se excita más por lo
que le transmite
(Incesantes sacrilegios, césares inmolados),
Que por puntas y filos
de acero
En manos de Bloom.
Simples se saborean,
Sofisticados que
envilecen
Adoptando la cosa como
idea
Y la idea como cosa.
Alberto Girri, Buenos
Aires, 1919-1991
en Alberto Girri, Obra Poética IV, Corregidor, Buenos Aires, 1977
imagen de Douglas Diaz, en Douglas Diaz
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