Viudas
Mi madre juega a las cartas con mi tía,
Rencor y Malicia, el pasatiempo familiar, el juego
que mi abuela enseñó a todas sus hijas.
Pleno verano: demasiado calor para salir.
Hoy, gana mi tía; le tocan las mejores cartas.
Mi madre está lenta, tiene problemas de
concentración.
No se acostumbra a su propia cama este verano.
El verano pasado no tuvo problemas
para acostumbrase al piso. Aprendió a dormir ahí
para estar cerca de mi padre.
Él estaba muriendo; tenía una cama especial.
Mi tía no afloja, no tiene consideración
con el cansancio de mi madre.
Es como fueron criadas: muestras tu
respeto peleando.
Aflojar es un insulto al oponente.
Cada jugador tiene una pila a la izquierda,
cinco cartas en la mano.
Está bueno quedarse adentro en días como
este,
quedarse donde está fresco.
Y este es mejor que otros juegos, mejor
que el solitario.
Mi abuela se anticipó; preparó a sus
hijas.
Ellas tienen cartas; se tienen una a la
otra.
No necesitan más compañía.
El juego continúa durante toda la tarde,
pero el sol no se mueve.
Solo sigue brillando, hasta dejar el
pasto amarillo.
Eso debe parecerle a mi madre.
Y luego, de repente, algo termina.
Mi tía ha practicado por más tiempo;
será por eso que juega mejor.
Sus cartas se evaporan: eso es lo que quieres,
ese es el objetivo: al final,
el que no tiene nada gana.
Louise Glück, New York, 1943
Versión © Silvia Camerotto
Widows
My
mother's playing cards with my aunt,
Spite
and Malice, the family pastime, the game
my
grandmother taught all her daughters.
Midsummer:
too hot to go out.
Today,
my aunt's ahead; she's getting the good cards.
My
mother's dragging, having trouble with her concentration.
She
can't get used to her own bed this summer.
She
had no trouble last summer,
getting
used to the floor. She learned to sleep there
to
be near my father.
He
was dying; he got a special bed.
My
aunt doesn't give an inch, doesn't make
allowance
for my mother's weariness.
It's
how they were raised: you show respect by fighting.
To
let up insults the opponent.
Each
player has one pile to the left, five cards in the hand.
It's
good to stay inside on days like this,
to
stay where it's cool.
And
this is better than other games, better than solitaire.
My
grandmother thought ahead; she prepared her daughters.
They
have cards; they have each other.
They
don't need any more companionship.
All
afternoon the game goes on but the sun doesn't move.
It
just keeps beating down, turning the grass yellow.
That's
how it must seem to my mother.
And
then, suddenly, something is over.
My
aunt's been at it longer; maybe that's why she's playing better.
Her
cards evaporate: that's what you want, that's the object: in the end,
the
one who has nothing wins.