Crónica para César
Y levantarás una gran ciudad
y los puentes de la gran ciudad alcanzarán a otras ciudades
como la peste de las ratas cae sobre otras ratas y otros hombres
Todo lo que en tu ciudad esté vivo proclamará tu nombre
y te verás honrado
alabado y honrado
y tú mismo dirás tu nombre como si te miraras al espejo
porque ya no distinguirás entre los adoradores y el ídolo
Probablemente serás feliz
como todo hombre con mujer como todo hombre con ciudad
probablemente serás hermoso
como todo ídolo con piedra en la frente
como todo león con su aro de fuego corriendo por la arena
y levantarás una torre
y protegerás un circo
y darás nombre al séptimo hijo de las familias trabajadoras
No importa que en la sombra crezcan los hongos rosados
si el humo de las fábricas escribe tus iniciales en lo alto
El círculo de tiza se cerrará
y en las cavernas de la noche acabarán de pintar las imágenes protectoras
De hoy en adelante serás el sumo sacerdote
de mañana en mañana el oficiante de ti mismo
Y levantarás una gran ciudad
como las hormigas diligentes exaltan sus pequeños montículos
y harás venir la semilla de Rumania y el papel de Canadá
Habrá una loca alegría en las efemérides
y en el retorno de los equipos victoriosos
Todo esto no pasará de los límites de tu cuarto
pero levantarás una gran ciudad
de mediodía a medianoche
una ciudad corazón una ciudad memoria una ciudad infamia
La ciudad del hombre crecerá en el hombre de la ciudad
y se protegerán los unos de los otros
las sombras de las sombras
los perros de los perros
los niños de los niños
aunque las mujeres sigan tendidas contra los hombres
y clamen los pacifistas en las esquinas
Creo que morirás creyendo
que has levantado una ciudad
Creo que has levantado una ciudad
Creo en ti
en la ciudad
Entonces sí
ahora que creo
entonces sé que has levantado una ciudad
Ave César
Julio Cortázar, Bruselas, 1914- París, 1984
en Salvo el crepúsculo, Suma de letras, Buenos Aires, 2004
imagen: Yves Tanguy