Pánico en Valparaíso
Para los invencibles corazones
agua de invierno o acero de verano
para las invencibles convulsiones
del amor en la boca del alba.
Para los deslumbrados por las bellas palabras
y las grandes mentiras
nosotros, los que erramos la primera oportunidad
y ardimos en lo verdadero y en lo falso
congregados bajo la lluvia sagrada
los ojos obstruidos por la melancolía
y a veces por el sol de otra patria.
Para nosotros el cielo transcurre de un día a otro
arrastra un hotel llamado septiembre
multitudes perdidas en los pasos de lobos
incendios entrevistos desde lo alto de la ciudad
muertes, secretos y otras manos solícitas.
En vano nuestro amor gestionaba un acuerdo
de noche junto al mar de voz sin atenuantes
juntos como cobardes o reyes ateridos de locura
gastando el tiempo
descubriendo el margen de la ley
dándole a nadie el espectáculo de nuestro amor.
Así luchamos y así caeremos
exhaustos como las medusas del anochecer
mientras los jóvenes invictos celebran el alcohol
y conmueven la carne
elegantes mujeres de una edad que tuviste
ricas y jóvenes vencedoras y alegres rivales
ellos acaban de ganar el torneo que nosotros perdimos
y hablan a los gritos y es verano
y pronuncian París
y recuerdan la noche de Los Ángeles.
Ahora nuestras manos están colmadas por la fiebre
y los kilómetros rendidos a nuestro paso
están otra vez lejos y tal vez para siempre
como las leyes que gobernaron nuestra vida
ese desorden secreto para el que fuimos hechos
como fueron hechos nuestros nombres
en boca de todos y en los ojos de nadie.
Bajo las águilas inmensas que devoran mi boca
reclamo tu presencia, tu mirada inmediata
tu cuerpo silencioso construido para residencia de mis dioses.
Valparaíso, 1950
Mario Trejo, Buenos Aires, La Plata, Tierra del Fuego y muchos otros lugares, 1926
en El movimiento poesía Buenos Aires, 1950-1960, Selección, prólogo y notas de Raúl Gustavo Aguirre, Editorial Fraterna, Buenos Aires, 1979
imagen: s/d
3 comentarios:
qué bueno
qué bueno
gracias, pedro.
sips, babe
Publicar un comentario