lunes, julio 06, 2009
la marea de la piedad
El siglo del Vigía
Duro es el corazón del hombre
que deja pasar la marea de la piedad
cuando en todos los rincones
crece un espejismo de sangre derramada
y nos llegan voces de muertos
de perseguidos niños del destino
corriendo velozmente
el peligroso río de la lucha.
Ahora las llamas ahogan el pasado
dando lugar a un ordenamiento del caos
mientras en los lechos crujen maderas
de un bosque de encinas
hierven párpados en volcanes secretos
y hay vientres inolvidables
desnudos frente a filosos centros
de desformación
ojos como garras
que arrancan la seda del olvido
y el recuerdo.
El vigía hurga
y en un atisbo reconoce
que el infierno y el paraíso
tienen los juegos del poder.
de Los dientes del lobo, 1972.
Cercos de la distancia
Me has cercado con tu canto
en la mesa hay jazmines
mezclándose con la desdicha del aire
cada día realizas un círculo de fuego
alrededor de mi figura
no estamos distanciados
un fugaz vuelo de torcazas
se interpone en la orilla de los cuerpos
pero hay luces
fugaces estrellas de solidaria rotación
oficiamos la palabra
descubriendo verdades ocultas
debajo de futuras arenas
buscando día y noche el presagio
renacer encendidos en el sol de las consolaciones.
de Posesión natural, 1988.
Generación del '60
Somos una tribu que quisieron dispersar
pero hicimos pequeñas alianzas
aun en torno de la locura y la zozobra
no pudieron sofocar el ímpetu de nuestra palabra
fraguada en la tiniebla de las habitaciones
cuando el miedo llamaba a la puerta
muchos se hundieron en vanos alcoholes
y otros dieron su espalda al amor
sin embargo la tribu persiste
busca entre las estaciones
aviva la lámpara de los deseos
atisba el vuelo de una mariposa en la tarde
quisieron contener la búsqueda de un paisaje interior
donde la creación surgía
como un antiguo universo de destellos
pero la generación de magos
poetas y trapecistas
en un circo donde el payaso llora su lenta agonía
quiebra los espejos buscando Alicias imaginadas y tenues
para desterrar la miseria y el olvido
en esta ciudad la tribu se reúne y canta
a pesar de los enemigos que tejieron una trampa oscura
y sueña con una temporada que extingue el tiempo del horror.
María del Carmen Suárez, La Boca, 1943
fuente: El '60 Poesía Blindada, Ediciones GenteSur, Buenos Aires, 1990.
más poemas: ellos son nuestro dominio
Imagen: John Jude Palencar
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1 comentario:
gracias, desconocia
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