martes, marzo 17, 2009

si las piedras bailaran



Canción Tercera

Si la voz de Orfeo tuviese el poder de transmitir el sonido del amor
A los insensibles árboles a través de sus poros y lograr así su movimiento:
Si las piedras bailaran en armonía, bajo la cadencia tonal de la lira de Anfión,*
hasta levantar las paredes de Tebas:
Causarían, al menos, un noble efecto:
Oh piedras, oh árboles, aprended a escuchar; Stella canta.

Si el amor endulzara a un niño pastor,
Y lograse que el dragón**, reacio a los exquisitos manjares del amor, lo probara:
Si un águila feroz gozase con una doncella Griega,
Y sus ojos fueran la luz, y su muerte la noche infinita:
Y de la tierra naciera el amor, para alcanzar la perfección del cielo:
Oh bestias, oh pájaros; mirad al Amor. Ved como irradia en Stella.

Los pájaros, bestias, piedras y árboles perciben esto, y sintiéndolo, aman;
Y si ni árboles, ni piedras son conmovidos por estas pruebas,
Y ni bestias ni pájaros se aproximan a su bendita mirada,
Sabed entonces que un amor pequeño es lábil, y un gran Amor nos desconcierta:
Todos quedan azorados, pero ustedes, oh ojos, oh oídos de los hombres,
Sabiamente, quedan sometidos bajo sus encantos.

versión © silvia camerotto

Third Song
If Orpheus’ voice had force to breathe such music’s love
Through pores of senseless trees, as it could make them move;
If stones good measure danc’d, the Theban walls to build,
To cadence of the tunes, which Amphion’s lyre did yield,
More cause a like effect at leastwise bringeth:
Oh stones, oh trees, learn hearing; Stella singeth.

If Love might sweeten so a boy of shepherd brood,
To make a lizard dull to taste Love’s dainty food;
If eagle fierce could so in Grecian maid delight,
As his light was her eyes, her death his endless night:
Earth gave that love, heav’n I trow love refineth:
Oh beasts, oh birds; look Love. Lo, Stella, shineth.

The birds, beasts, stones and trees feel this, and feeling love;
And if the trees nor stones stir not the same to prove,
Nor beasts nor birds do come into this blessed gaze,
Know that small Love is quick, and great Love doth amaze:
They are amaz’d, but you with reason arm’d,
Oh eyes, oh ears of men, how are you charm’d!


de Astrophel and Stella, Phillip Sidney

Notas:
*Anfión: Anfión, gemelo de Zeto, aficionado a la música y el Arte.
Hermes, su mentor, le regaló una lira y le enseñó a tocarla. Lo hacía con tal gracia que se cuenta que en la construcción del muro de Tebas (ciudad fundada por Anfión y su hermano), mientras Zeto tenía que esforzarse en cargar los pesados bloques, Anfión simplemente tocaba su lira de tal manera que las piedras le seguían espontáneamente y se colocaban en su sitio.
**Sidney toma la historia de Thoas el arcadiano, quien fuera rescatado por un dragón y de una doncella de Sestos que alimentó a un águila que se sacrificó a sí misma en su pira funeraria. La fuente original se encuentra en La historia natural de Plinio.
***La obra fue compuesta por Sir Phillip Sidney, (Kent, 1554-Arnheim, 1586), circa 1580. La versión autorizada surge del Folio de la Arcadia de 1598. Astrophel and Stella fue una de las creaciones artísticas más importantes de la Inglaterra renacentista. Una variación de los sonetos petrarquianos, compuesta por 108 sonetos y 11 canciones. Sidney tomó las estructuras rítmicas de los sonetos y las reestructuró en 15 variaciones bajo la influencia de Sir Thomas Wyatt. Su nombre proviene de las palabras griegas aster (estrella) y phil (amante, también diminutivo del nombre del autor) y de la palabra latina stella (estrella).
El argumento se basa en el amor de Astrophel hacia Stella, una mujer casada, a quien roba un beso mientras ella duerme. A partir de allí, sus estados anímicos pasan de la esperanza a la completa desesperación. Supuestamente, el modelo de Stella estaría basado en Penélope Devereux, con quien Sidney debía contraer nupcias, frustrándose la boda cuando ella fue obligada a casarse con Lord Rich. Según algunos críticos, entre ellos Thomas Roche, hay rastros de la metáfora homérica, en los 108 sonetos que coincidirían con los 108 pretendientes de Penélope y, en los 119 poemas, que coincidirían, a su vez, con los 119 meses que tarda Ulises en regresar.

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