al llegar a casa encontré una grata sorpresa en mi correo...
Buscando en mi biblioteca, encontré esta fotografía. En el instante en que la vi no pude contener mis deseos de enviarselas. Esta foto es la prueba definitiva de la validez de mi teoría. Está finalmente comprobado que en otro tiempo y en otro espacio, todo fue real, o al menos verosimil.
Espero haberlos convencido.
Saludos.
Violeta
P.S:
Tal vez, al encontrar expresión perfecta para mi pasión, había agotado la pasión misma: las fuerzas emocionales, como las fuerzas de la vida física, tienen sus limitaciones positivas. Acaso el mero esfuerzo de convertir a alguien a una teoría implica alguna forma de renuncia a la fuerza de la creencia. Quizá estaba simplemente harto de toda la cuestión y, habiéndose consumido mi entusiasmo, se quedó mi razón a solas con su propio juicio desapasionado. Como quiera que sucediera, el hecho es que indudablemente, y no puedo pretender explicarlo, Willie Hughes fue para mí de pronto un simple mito, un vano sueño, la fantasía juvenil de un muchacho que, como la mayoría de los espíritus ardientes, estaba más ansioso por convencer a los demás que por dejarse convencer él mismo. Ahora veo que la teoría se basa en un engaño. La única evidencia de la existencia de Willie Hughes es este cuadro que tienes ante ti, y el retrato es una falsificación. (Wilde, Mr. W.H.)
imagen de Violeta Bellver, publicada con consentimiento expreso
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