extraños
Volviendo de la escuela de mi hija
vi venir a una mujer con la expresión crispada
hablando con dolor a un celular.
Lloraba y pensé en decirle algo.
No lo hice, porque ocurre,
con soledad tan clara,
tan nítida y rotunda,
que sólo con esfuerzo y desde lejos
se puede acompañar.
Fingir la comprensión que no se tiene,
mostrar preocupación ajena,
mientras uno sigue caminando
y haciendo con las manos ese gesto,
como espantando los pájaros del miedo.
jorge fondebrider
de Los últimos tres años, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 2006.
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