viernes, agosto 01, 2008

alberto girri. el motivo es el poema (I)

el motivo es el poema
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Que entre los signos atendibles del poeta se destaque la tendencia a un orden no necesita demostración. Basta el poema; su existir, objeto creado, lo prueba. Que tal afán es también máscara, paralizaría comprobarlo. Máscara de cultivar un papel cuya intensidad fascina, dejándonos creer que se cumple con una órbita individual, autónoma, mientras que, en rigor, lo que efectivamente actúa es el poder creador que es el mundo. Hacedores de poema ocupando sus respectivos, prefijados lugares; sólo instrumentos.
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Grado superior de austeridad. Cuando del ensimismamiento de componer el poema se pasa a la enajenación de estar cultivándolo, viéndolo crecer. El tránsito consiste en que aquello de 'el ritmo de lo escrito es el ritmo del que escribe' caduca, y a partir de allí no se escuchará sino el ritmo del poema.
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Manera de leer. El poema, presente que se reitera sin cesar. La vida (movilidad) del texto indisolublemente unida a la sensación de tiempo.
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Budismo y lectura. ¿Y si el alcance de lo que leemos no se nos revelara gracias a la atención puesta en juego, sino por una iluminación —variable—, que se produciría en nosotros, lectores observadores: un espontáneo compromiso con el texto?
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R. imagina una escuela para poetas, cuyas primeras lecciones debieran ser: a) el gusto es naturalmente malo, sólo el artificialmente bueno es bueno; b) los aspirantes habrán de habituarse a trabajar como si las técnicas no tuvieran para ellos ningún secreto, comenzando por la que eligieron.
Se trataría de que lo uno enseñara a desconfiar de la 'sinceridad' indiscriminada, y lo otro a reconocerla cuando es sinceridad.
'Se contará, es seguro —dice R.—, con dos tipos de aspirantes, los empeñados en llegar a escribir buenos poemas, y los que se esforzarán por se tenidos por poetas...'.
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La comprensión, enseñan, depende del nexo entre el saber y el ser. Entonces, la comprensión del poema significaría una consecuencia de fundir la palabra (ser) con la idea (saber). Y se contará, además, con otras propuestas; como la de Paulhan: las ideas son también palabras y éstas pueden tomarse insensiblemente por aquéllas.
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Puerilidad. La poesía, sustitutivo de la religión (M. Arnold). Dan ganas de divagar acerca de los actos del culto, cómo se establecerían, por ejemplo, los equivalentes de la bendición mística, el incienso, las campanas, y demás circunstancias de la liturgia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es tan bueno andar navegando por ahi y encontrar esto de Girri: gracias por el post!!!!!!!!!!! por que sera que sigue siendo un poeta al que temen los poetas argentinos, un poeta que no se lee, pero cuando se lee, te rompe la cabeza: un antes y un despues, no te parece?

silvia camerotto dijo...

girri es un indispensable, shikibu.
no tengo dudas.
y no se lo lee, porque en términos amplificados, no se lee. ni girri ni muchos otros de los indispensables.
el gracias es para usted.
su comentario en girri ha provocado una conmoción. creí que todos seguían de largo.