domingo, marzo 24, 2013

raúl gonzález tuñón. el domingo sin molly



 El domingo sin Molly


El domingo sin Molly es un domingo largo
como una serpentina tirada con desgano.
Este guardián de plaza que masca lejanías
como puchos y deja escapar de la mano
al ángel de la tarde niña de toboganes.

Si zambullo en un cocktail naufrago en el hastío
acordeón del suburbio roció caña en mi pena
saxofón del asfalto fue funebrero aullido
de todos los balcones colgaron manos muertas
crespones del amor ausente en el domingo.

Invalidez de ocaso como ronco organito
¡mi querida ciudad! Y este domingo enfermo
tarima sin orquesta caminos marchitados
en que uno parece marchar siempre a un entierro.

¡Este domingo irremediablemente largo!

Raúl González Tuñón, Buenos Aires, 1905-1974
imagen de Émile Savitry, 1903-1967, Montparnasse, en Émile Savitry

sábado, marzo 23, 2013

jonio gonzález. epigramas


Epigramas

I

de tus palabras no nació la libertad
amor mío
de la contemplación de tu cuerpo
no extraje pepitas de oro
ni violencia de perros que se muerden
a la sombra de los ministerios
me obligaron a amarte
a la luz de las conspiraciones
y de los decretos

II

me animaría a mirar tus ojos
de aquí hasta Roma
a aprenderme de memoria tus cartas
y la música de tu silencio
me animaría a pecar por vos
y cargar bolsas de sal
hasta lo alto de los barcos
como mi padre al finalizar la guerra
puerto de barcelona
año mil novecientos treinta y nueve

Jonio González, Buenos Aires, 1954
de El oro de la República, 1982
imagen de Alberto Pancorbo, Beso postal , en Uno de los nuestros

domingo, marzo 17, 2013

césar vallejo. epístola a los transeúntes




Epístola  a los transeúntes

Reanudo mi día de conejo
mi noche de elefante en descanso.

Y, entre mi, digo:
ésta es mi inmensidad en bruto, a cántaros
éste es mi grato peso,
que me buscará abajo para pájaro
éste es mi brazo
que por su cuenta rehusó ser ala,
éstas son mis sagradas escrituras,
éstos mis alarmados campeñones.

Lúgubre isla me alumbrará continental,
mientras el capitolio se apoye en mi íntimo derrumbe
y la asamblea en lanzas clausure mi desfile.

Pero cuando yo muera
de vida y no de tiempo,
cuando lleguen a dos mis dos maletas,
éste ha de ser mi estómago en que cupo mi lámpara en pedazos,
ésta aquella cabeza que expió los tormentos del círculo en mis pasos,
éstos esos gusanos que el corazón contó por unidades,
éste ha de ser mi cuerpo solidario
por el que vela el alma individual; éste ha de ser
mi ombligo en que maté mis piojos natos,
ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda.

En tanto, convulsiva, ásperamente
convalece mi freno,
sufriendo como sufro del lenguaje directo del león;
y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo,
convalezco yo mismo, sonriendo de mis labios.

César Vallejo, Santiago de Chuco, 1892 -París, 1938
imagen de Kaveh H. Steppenwolf©, en Uno de los nuestros

viernes, marzo 15, 2013

paul verlaine. III. después de tres años



III. Después de tres años

Tras empujar la puerta estrecha que vacila,
yo así me paseé por el jardín pequeño
que alumbraba dulcemente aquel sol matutino,
asperjando cada flor de un húmedo destello.

Nada ha cambiado, Y lo vi todo: la humilde glorieta
de viña loca con las sillas de rotén...
El surtidor hace aún su murmullo argentino
y el tiemblo viejo su quejo sempiterna.

Las rosas como antaño palpitan; como antaño
las azucenas orgullosas se balancean al viento.
Cada alondra que va y viene me es conocida.

Incluso me encontré aupada la Velleda
cuyo yeso se agrieta al cabo la avenida,
-frágil, entre el dolor soso de la reseda.

Paul Verlaine, Metz, 1844 - París, 1896
en Paul Verlaine, Antología poética, Bosch, Editorial, Barcelona, 1984
imagen de Simon Strong© – Portrait of Alexandra, en Uno de los nuestros


Après trois ans

Ayant poussé la porte étroite qui chancelle,
Je me suis promené dans le petit jardin
Qu'éclairait doucement le soleil du matin,
Pailletant chaque fleur d'une humide étincelle.

Rien n'a changé. J'ai tout revu : l'humble tonnelle
De vigne folle avec les chaises de rotin...
Le jet d'eau fait toujours son murmure argentin
Et le vieux tremble sa plainte sempiternelle.

Les roses comme avant palpitent ; comme avant,
Les grands lys orgueilleux se balancent au vent,
Chaque alouette qui va et vient m'est connue.

Même j'ai retrouvé debout la Velléda,
Dont le plâtre s'écaille au bout de l'avenue,
- Grêle, parmi l'odeur fade du réséda.

jueves, marzo 14, 2013

susana thénon. sea dios y otros poemas




**

Sea dios, aparezca su nombre
en la arena de la lengua.
Sea dios sin dádiva, sin recompensa:
la antigua infancia de sus caminos.

14-8-66


**

Me acerqué a tu manera
de no estar en las cosas, de no saber nombres, días.
Para verme estar solo,
solo de todo entre mis manos
me acerqué a ti, cubriendo como supe
mi real presencia, que fuiste derramando
sobre la piedra, en muda libación.
Soy tu muerto implacable.
Soy el brillante bebedor de tu sombra.
Nada sobre mis labios dice el delirio
de guardarte, inocente de las noches,
como una imagen.

6-6-67


**

He aprendido a valerme
como una especie próxima a morir.
Cavo más hondo.
A ras de tierra cruza lo inevitable.

 9-6-67


Susana Thénon, Buenos Aires, 1935-1991

de Poemas inéditos I (1952-1967)
en La morada imposible, Tomo I, Edición a cargo de Ana M. Barrenechea y María Negroni, Corregidor, Buenos Aires, 2001
imagen Juan Medina © – Never Quite Erased, en Uno de los nuestros

martes, marzo 12, 2013

juan jacobo bajarlía. mis muertes y las tuyas



Mis muertes y las tuyas

Este pan era mío. Aquella tierra era tuya.
Todo estaba entre nosotros y no era nuestro.
Pero el estallido nos rodeaba. El estallido era el agua que bebíamos para morir.

Los ojos -¡cuántas veces los ojos en camino fueron hogueras!
Los ojos eran granadas y el estallido el agua que bañaba nuestras sienes.
Los ojos se anticipaban a la muerte en un espejo que resplandecía.

Este pan era mío. Este pan y el alba.
El pan se entristecía en la mano. El alba se cuajaba de ángeles.
Y todo estaba en nosotros.

Los pájaros de fuego rayaban nuestra voz.
Tú lo sabías. Lo supe yo. Las estrellas lo supieron.
La trinchera era nuestra tumba y nuestra madre.

Este pan era mío. Se desgajaban las palabras.
La muerte nos tocaba y caían nuestras horas.
Quedábamos desnudos enredados en las lágrimas.

Las llamas cubrían nuestro paso.
Yo moría y tú nacías. Yo para nacer. Tú para morir.
Todos moríamos y nacíamos.

Juan Jacobo Bajarlía, Buenos Aires, 1914- 2005
en El movimiento Poesía Buenos Aires (1950-1960), Editorial Fraterna, Buenos Aires, 1979
imagen s/d

lunes, marzo 11, 2013

baldomero fernández moreno. soneto de tus vísceras


Soneto de tus vísceras

Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al ocre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.



Baldomero Fernández Moreno, San Telmo, Buenos Aires, 1886-1949
de Las cien mejores poesías líricas argentinas, Selección de Leonardo Castellani y Fermín Chávez, Editorial Cintra, 1953
imagen de Lisa.C, en Uno de los nuestros  

domingo, marzo 10, 2013

susana thénon. poema


Poema

Es inútil que la amada se arrastre
buscando la mano que dibuja sombras
bajo su piel.
Es inútil que vuele
persiguiendo a la nube de piedra que la hirió.
En vano saltará de hoja en hoja
preguntando por el rostro
que se ahogó
en el aire.


Sed

Sé que tu sed se ha dilatado
más allá del más lejano hilo de agua:
tuya es la sed de los veranos,
la que anida en la garganta del mediodía.
Mucho tiempo hace que la sal
ha fondeado en tu entraña
y es allí donde abreva
el rojo labio de nuestros actos impunes.

Si un castigo has creado
es el de tu silencio
que grita más alto que las palabras.

Si un castigo has creado
es el permanecer
como una ciega
en una selva de miradas.


Susana Thénon, Buenos Aires, 1935-1991
de Habitante de la nada, 1959,
en La morada imposible, Tomo I, Edición a cargo de Ana M. Barrenechea y María Negroni, Corregidor, Buenos Aires, 2001

imagen de Ana Teresa Fernández© – Telaraña, en Uno de los nuestros

martes, marzo 05, 2013

angel faretta. cuando nuevamente


6

Cuando nuevamente, tras muchos años
abras como hoy la puerta de tu casa
y pienses que han pasado años y cosas
que tu cara habrá cambiado en el espejo
como tus trajes, tus pies o el color de tu pelo;
cuando abras nuevamente la puerta de tu casa, te digo
si el viaje ha sido bueno, más allá de su duración,
o sus comodidades, si el tren fue ligero
o muy lento el vapor que te llevó por el mundo
si fuiste feliz por conocer otras esquinas
y te entristeciste por los lugares que no cruzaste;
de todas formas, si tu viaje fue bueno
al abrir de nuevo la puerta de tu casa
ni te mires en el espejo ni compares tu cuerpo
con otros años ni recuerdes otras horas pasadas
porque si el viaje fue bueno
habrás ya aprendido que lo que cuenta es el regreso.

Angel Faretta, Buenos Aires, 1953
de Datos Tradicionales, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1993
imagen de Jamie Baldrige, The voyager, en Uno de los nuestros

lunes, marzo 04, 2013

robert frost. una importadora



Una importadora

La señora Alguien estuvo en Asia.
Lo que ella trajo de vuelta los sorprendería.
Bambúes, marfiles, jades y lacas,
Petardos que asustan como un demonio,
Recetas para el té con manteca,
Enredos sagrados para cuchichear:
Subterfugios para salvar el prestigio,
Un desarrollado gusto en jarrones,
Polémicas ya demasiado viejas para nombrar
Contra la invención americana—
Sobre todo de la producción en masa
Destinada a demostrar nuestra destrucción
¿Qué son los teléfonos, los rascacielos,
Las máquinas de afeitar, el periódico Sunday
Si no la forma más estúpida de evadir
Las verdades que le debemos a los asiáticos?
Pero su mejor exponente
Era una máquina para orar del Tibet
Que por medio de la energía de un arroyo en el jardín
Repetía constante Perdón, perdón;
Mientras el pintoresco mecanismo
Marcaba el ritmo de un reloj solar en la escena—
Las máquinas más primitivas
Produciendo en masa la venganza.
¿Enseñarle a esos asiáticos la producción en masa?
Enséñale a tu abuela cómo chupar un huevo.


Robert Frost, San Francisco, 1874- Boston, 1963
De ‘In the clearing’
En The Poetry of Robert Frost, ‘The collected poems, complete and unabridged’, Henry Holt and Company, New York, 1979
Versión ©Silvia Camerotto
 imagen de Gilles Tran©, en Uno de los nuestros

An importer

Mrs. Someone’s been to Asia.
What she brought back would amaze ye.
Bamboos, ivories, jades, and lacquers,
Devil-scaring firecrackers,
Recipes for tea with butter,
Sacred rigmaroles to mutter,
Subterfuge for saving faces,
A developed taste in vases,
Arguments too stale to mention
‘Gainst American invention—
Most of all the mass production
Destined to prove our destruction.
What are telephones, skyscrapers,
Safety razors, Sunday papers
But the silliest evasion
Of the truths we owe an Asian?
But the best of her exhibit
Was a prayer machine from Tibet
That by brook power in the garden
Kept repeating Pardon, pardon;
And as picturesque machinery
Beat a sundial in the scenery—
The most primitive of engines
Mass-producing with a vengeance.
Teach those Asians mass production?
Teach your grandmother egg suction.