domingo, junio 10, 2018

juan josé saer. jorge aulicino



[ Juan José Saer]

El día será oscuro hasta el último día,
y los montes y los jardines y la roca y las escolleras
serán siempre falsas, siempre serán coartadas.
El tiempo será oscuro hasta el último día,
y para conocerlo basta un día,
la gata sentada al modo de los gatos, sobre sus cuatro patas,
entre papeles y tazas de café
acecha una inteligencia lejana,
como si la esperara. Pero el viento entre las plantas
atrae su vista hacia la ventana.
El día es una máquina cuyo óxido no lava el aceite
y la máquina escribirá,
hará trajes, destilará petróleo,
extraerá estaño y sílice:
todo, debajo de la virtualidad,
es máquina, los apuntes son sobre la máquina
cuyos fallos están previstos;
la máquina tal vez incluso mueve la sangre
de bosques y montañas.
Y si no es así, de nada vale cantar los bosques
porque no tienen ni promueven ni desean
ni los acercan palabras
ni trazos de pintura sobre la tela,
ni la máquina de una partitura.
No tienen intermediarios
y muchas veces no sabemos si traen el éxtasis o la imbecilidad
y caen, de todos modos, bajo la máquina.
No podés creer en la costa de California
ni en las cabañas ni en la Selva Negra
ni en la verdad de una ruta en la meseta patagónica:
todo es obra, querido, de la máquina.
Y la máquina también morirá porque el día será oscuro hasta el final.

Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949
en Mar de ChukotkaEdiciones op.cit, Buenos Aires, nov. 2017


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