lunes, octubre 24, 2011

juana bignozzi. sirvieron las normas para la felicidad?



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¿sirvieron las normas para la felicidad?
¿sirvieron las normas contra el aburrimiento?
¿crearon la ilusión de la utilidad en las inútiles?
¿el sueño del trabajo en las desocupadas?

nunca se va a una casa con las manos vacías
nunca se viaja sin despedirse
no se deja de saludar a fin de año
no se debe hacer de la noche día

¿sirvieron las tonterías cotidianas
para ser bienvenidas en fiestas a las que nunca debimos ir?


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aún en la vejez
en la miseria y en el final
como hija única encantada de haberlo sido
seré altanera y soberbia
me vestiré con los últimos centavos
con la lección de mi amiga distinguida
cuando estuvo en la mala
una blusa negra una pollera negra
nunca se darán cuenta de que es siempre la misma
invitaré con la carne que me fíe el carnicero
llenaré las botellas de buenos vinos que hubo en mi casa
con vino barato
nunca esperen el final
sólo lo verá el espejo de mi baño

Juana Bignozzi, Buenos Aires, 1937
en Si alguien tiene que ser después, Editorial Adriana Hidalgo, Colección La lengua, Buenos Aires 2010
imagen de Pablo Picasso, El sueño

Juana Bignozzi en La ideología es una forma de eternidad, Revista Ñ, 2010
*Quiero que lo que diga se entienda, pero no necesariamente que sea fácil de entender. Espero no escribir poemas descriptivos.
*No todo lo que sentimos tiene importancia para la poesía. A veces es mejor que nunca llegue al papel.
*Se es poeta para trabajar con la lengua de otra manera, ¿no? En la poesía tiene que haber algún misterio, algo que el poeta ve y que el público no.

1 comentario:

Darío dijo...

Esta poeta es de locuras. Tiene algo de desolador lo que puede decir, pero me pega, como un gancho a la mandíbula.