miércoles, marzo 23, 2016

louise glück. viudas




Viudas

Mi madre juega a las cartas con mi tía,
Rencor y Malicia, el pasatiempo familiar, el juego
que mi abuela enseñó a  todas sus hijas.

Pleno verano: demasiado calor para salir.
Hoy, gana mi tía; le tocan las mejores cartas.
Mi madre está lenta, tiene problemas de concentración.
No se acostumbra a su propia cama este verano.
El verano pasado no tuvo problemas
para acostumbrase al piso. Aprendió a dormir ahí
para estar cerca de mi padre.
Él estaba muriendo; tenía una cama especial.

Mi tía no afloja, no tiene consideración
con el cansancio de mi madre.
Es como fueron criadas: muestras tu respeto peleando.
Aflojar es un insulto al oponente.

Cada jugador tiene una pila a la izquierda, cinco cartas en la mano.
Está bueno quedarse adentro en días como este,
quedarse donde está fresco.
Y este es mejor que otros juegos, mejor que el solitario.

Mi abuela se anticipó; preparó a sus hijas.
Ellas tienen cartas; se tienen una a la otra.
No necesitan más compañía.

El juego continúa durante toda la tarde, pero el sol no se mueve.
Solo sigue brillando, hasta dejar el pasto amarillo.
Eso debe parecerle a mi madre.
Y luego, de repente, algo termina.

Mi tía ha practicado por más tiempo; será por eso que juega mejor.
Sus cartas se evaporan: eso es lo que quieres, ese es el objetivo: al final,
el que no tiene nada gana.

Louise Glück, New York, 1943
Versión © Silvia Camerotto

Widows

My mother's playing cards with my aunt,
Spite and Malice, the family pastime, the game
my grandmother taught all her daughters.

Midsummer: too hot to go out.
Today, my aunt's ahead; she's getting the good cards.
My mother's dragging, having trouble with her concentration.
She can't get used to her own bed this summer.
She had no trouble last summer,
getting used to the floor. She learned to sleep there
to be near my father.
He was dying; he got a special bed.

My aunt doesn't give an inch, doesn't make
allowance for my mother's weariness.
It's how they were raised: you show respect by fighting.
To let up insults the opponent.

Each player has one pile to the left, five cards in the hand.
It's good to stay inside on days like this,
to stay where it's cool.
And this is better than other games, better than solitaire.

My grandmother thought ahead; she prepared her daughters.
They have cards; they have each other.
They don't need any more companionship.

All afternoon the game goes on but the sun doesn't move.
It just keeps beating down, turning the grass yellow.
That's how it must seem to my mother.
And then, suddenly, something is over.

My aunt's been at it longer; maybe that's why she's playing better.
Her cards evaporate: that's what you want, that's the object: in the end,
the one who has nothing wins.



lunes, marzo 21, 2016

jorge santkovsky. su arte es saber




Su arte es saber

lo que no se pregunta
para ser aceptado.

Impacta
la sonrisa satisfecha
las mejillas ardiendo
el cándido rostro
que reescribe las historia
para estar siempre de acuerdo.

Por mi parte
resisto ese evangelio,
me asusta y me atormenta
el fin de la duda.

Jorge Santkovsky, Bahía Blanca, 1950
de La incomodidad, Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2015
imagen de 



miércoles, marzo 16, 2016

maría mascheroni. la bella vejez



la bella vejez

hoy tengo un buen día    dice
y mira las flores    con la punta de los dedos
se cerciora
día a día se cuentan ahora los días de su vida
roza las flores
decide recomenzar con las orquídeas
mientras me cuenta
un interruptor celeste ordena como puede
la partitura inicial de la mañana
       olvida que sus ojos no
       -la mano o incluso mi relato verán más-
       y la escena de pétalos carnosos desata la visión
                milagro otra vez entre las ramas negras
                detrás de las ramas negras

mi madre tiene hoy un buen día
ochenta y tres años
y un hilo de colores variados
con el que enhebra diaria y delicadamente
su coronilla a los instantes
                - alegría de cada siesta en el relámpago-
si dios quiere

yo sólo atino a declinar mi infancia
y alzo las flores ante ella con alegría

como si el abrigo no acabara nunca

María Mascheroni, Buenos Aires, 1958
imagen de Redouté (Les Liliacees, vol. 4: t. 181, as Crinum giganteum) [Public domain], via Wikimedia Commons

lunes, marzo 14, 2016

sor juana inés de la cruz. detente sombra de mi bien esquivo




Detente sombra de mi bien esquivo

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

Sor Juana Inés de la Cruz, (Juana de Asbaje y Ramírez), San Miguel Nepantla, ¿1648?-1695
imagen s/d


domingo, marzo 13, 2016

edgar bayley. cambio de estación




Cambio de estación

los ruidos de la calle
tan diversos
la agitación del follaje
de los árboles cercanos
el ir y venir de las hormigas
el fin del verano
ponen un orden nuevo
en el peldaño
el estribo
en la cabellera de la noche

un balcón entreabierto
la luz crece como un río
rodando por escaleras
es el primer paso del sueño
en la fogata lejana

un hombre camina solo
se detiene a ratos
observa
escucha una risa
la fiesta está por comenzar
y baila finalmente
con la mujer que lo llamaba en sueños
en la luz y el aire
y en la noche despierta


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de Edgar Bayley, Obra poética, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen Getty Images


jueves, marzo 10, 2016

santiago sylvester. las palabras diarias



Las palabras diarias

La cuestión es entender la intención
de las palabras que usamos empecinadamente:
las que grita el diarero,
las que el lechero murmura entre los vapores
del amanecer,
las que giran obsesivamente en la cabeza del loco,
las que el cartero lleva sin saberlo en su bolsa.
Son pocas las palabras que sostienen la realidad
y que podrían destruirla con su sola ausencia;
son las que usamos para explicar nuestra porción del mundo,
las palabras de nuestra convicción,
de nuestra íntima apuesta.
La cuestión es entender la intención de las palabras,
esa armonía sin énfasis que se parece al destino.


Santiago Sylvester, Salta, 1942
de Entreacto, ICI-Quinto Centenario, Madrid, 1990
imagen de Erik Johansson en Erik Johansson



miércoles, marzo 09, 2016

alberto girri. terminado el poema



Terminado el poema

En principio,
Como más fácilmente engañables.

Los simples poco esperan, lo mismo,
Y lo reciben y cuidan intuyendo
Vagamente que Dios impele los sonidos
Y a la vez alerta,
            Y los sofisticados
Analizan, examinan, consultan
Espejos en lugar de entregarse
A lo que provoca una sensación,
O al dolor que provoca un goce,
            Y elaboran abstracciones, jamás
Reconocerían por el contacto físico con algo
El conocimiento del género de ese algo.

Mientras los simples,
Actores natos, espontáneos,
Se identifican con lo que se les pide,
Los sofisticados no vacilan
En concluir que carne y hueso
Sólo cuentan en la mente,
Ilusorios contornos.

Sin discutirlo, unos
Pretenden que todo corresponde
A un tiempo, pertenece a un sitio,
            Y otros fluctúan, escépticos,
Del pensamiento al vacío:
            Y así,
Cuando el simple Boom aferra un cuchillo
            Meramente está aferrando un cuchillo,
En tanto que al sofisticado Dedalus
Su tacto no le sirve, no mantiene
Presente sino la idea de cuchillo
Y se excita más por lo que le transmite
 (Incesantes sacrilegios, césares inmolados),
Que por puntas y filos de acero
En manos de Bloom.

Simples se saborean,
Sofisticados que envilecen
Adoptando la cosa como idea
Y la idea como cosa.

Alberto Girri, Buenos Aires, 1919-1991
en Alberto Girri, Obra Poética IV, Corregidor, Buenos Aires, 1977
imagen de Douglas Diaz, en Douglas Diaz


martes, marzo 08, 2016

john keats. en un sueño luego de leer sobre Paolo y Francesca en el Infierno de Dante



En un sueño luego de leer sobre Paolo y Francesa en el Infierno de Dante

Como Hermes cuando agitó sus plumas ligeras
Mientras el arrullado Argos estaba atontado, desmayado,
Dormido, en un cañaveral de Delfos, así mi pereza voló,
Así jugué, así encanté, así conquisté, así despojé
Al dragón del mundo de sus cientos de ojos,
Y lo miré mientras dormía y volé muy lejos,
No para purificar a Ida con sus fríos esquíes de nieve,
Ni para ir a Tempe donde Júpiter penó algún día,
Si no para bajar a ese segundo círculo del triste Infierno
Donde entre las ráfagas, los torbellinos y los golpes
De la lluvia y el granizo los amantes no necesitan decir
Sus pesares. Pálidos eran los dulces labios que vi;
Pálidos eran los labios que besé y bella la forma
Que flotó conmigo sobre aquella melancólica tormenta.


John Keats, Moorgate, Londres 1795 - Roma, 1821
de Robin Hood y otros poemas, Selecciones de Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2001
Tratamiento: Jorge Aulicino
imagen de Dante Gabriel Rossetti


A Dream, after Reading Dante’s Episode of  Paulo and Francesca

As Hermes once took to his feathers light,
When lulled Argus, baffled, swoone'd and slept,
So on a Delphic reed, my idle spright
So play'd, so charm'd, so conquer'd, so bereft
The dragon-world of all its hundred eyes;
And, seeing it asleep, so fled away -
Not to pure Ida with its snow-cold skies,
Nor unto Tempe where Jove griev'd a day;
But to that second circle of sad hell,
Where 'mid the gust, the whirlwind, and the flaw
Of rain and hail-stones, lovers need not tell
Their sorrows. Pale were the sweet lips I saw,
Pale were the lips I kiss'd, and fair the form
I floated with, about that melancholy storm. 

lunes, marzo 07, 2016

lyzandro z.d. galtier. vértigo



Vértigo

I’m looking for the face I had
Before the world was made. W.B. Yeats

Del silencio venido
hacia el silencio voy,
hacia las fuentes tiendo,
hacia lo Absoluto,
que en el mundo latente
de lo manifestado,
ya no ha menester
de otro signo mayor.

Con el pensar mi cuerpo
—roja tierra de espinas germinando—
poco a poco de mí se libera
y me abandona
y no es de pronto sino
la vestidura de mi espíritu
y su tabernáculo.

Mi nombre aún
solo un guarismo es, insombre.
Sucede incluso que,
despierto,
no soy más que el objeto,
la cosa y la persona
que por ojo (el ojo,
la lámpara del cuerpo) percibo,
que siento por palpadura
y por oído escucho,
—todo cuanto por magia, en fin,
intuyo y me rodea.

En mi más alto sueño,
en cambio,
—costumbre de costumbres,
subvida de lo eterno
trastornado—
el universo todo,
sin tiempo ni riberas
vibra,
vibra insondable
en mi dentro,
¡oh milagro del ritmo
transitivo,
o microcosmo sigiloso!

Soy centro entonces y horizonte
con el centro y con el horizonte,
punto de reencuentro y puerta
por un detrás de luz
configurados.
Uno en presencia soy
—indivisible y sucesivo—
en la conciencia cósmica
con el infinito,
con mi multitud,
con el Uno.

Insigne resplandor me inunda,
me desnuda y me es.
Mas en verdad
buscando estoy todavía…
En el abismo místico
(en el abismo mágico) sumido
buscando el rostro estoy que yo tenía
antes que se creara el mundo.




Lysandro Z.D. Galtier
Pigüé, 1901/04 ¿?- Buenos Aires, 1985
De Penumbra lúcida, 1968

domingo, marzo 06, 2016

ignacio di tullio. la nuez



La nuez

Casi al ras del suelo
todos los hombres que yo no era
miraban tu nuez subir y bajar
a cada trago.
Cuando me alzabas en brazos
estudiaba el recorrido del hueso irregular
que sobresalía de tu garganta
como de la piel de un reptil.
Atrapaba la nuez con el índice y el pulgar
y me entretenía obstruyendo su trayecto
hasta que te atragantaras de risa.

Creía que el hueso
cabía en el hueco de una mano.

Soñaba que un golpe podía partir ese fruto
y en su interior, la lágrima seca que duerme
en el corazón de los duraznos.



***

Recuerda siempre al hombre

Recuerda siempre al hombre que
cada sábado te despertaba
para que lo ayudaras con la casa.
Decía para qué llamar a alguien
si el único problema que no tiene solución
es la muerte.
Recuerda su cara crecida de sombra
y los ojos achinados por el humo del cigarrillo.
Subía a altillos y tejados
y vos lo esperabas al pie de la escalera
con la caja de herramientas.
Odiaste a ese cavernícola.
Decía dejame a mí, pedía
que le alumbraras con la linterna.
Recuerda
su catequesis.

Ignacio Di Tullio, Villa Adelina, 1982
en Famiglia, próximamente en Ediciones del Dock, Colección "La verdad se mueve"
imagen de Bahram Gonche

viernes, marzo 04, 2016

sharon olds. vuelvo a mayo de 1937




Vuelvo a mayo de 1937 


Los veo parados frente a los portones formales de sus colegios secundarios,
veo a mi padre salir caminando
por debajo del arco de piedra ocre, los
destellos de los azulejos rojos como curvos
platos de sangre detrás de su cabeza, veo
a mi madre con unos pocos libros livianos contra su cadera
parada contra un pilar hecho de pequeños ladrillos con el
portón de hierro forjado todavía abierto detrás de ella, las
puntas de lanza negras en el aire de mayo,
están por graduarse, están por casarse,
son chicos, son tontos, todo lo que saben es que son
inocentes, no lastimarían a nadie.
Yo quiero acercarme a ellos y decirles Alto,
no lo hagan - ella es la mujer equivocada,
él es el hombre equivocado, van a hacer cosas
que no pueden imaginarse que harían,
van a hacerles cosas malas a los niños,
van a sufrir de maneras de las que nunca oyeron hablar,
van a querer morirse. Quiero acercarme
a ellos ahí en el sol de esa tarde de mayo y decirlo,
la cara ávida y preciosa de ella girándose hacia mí,
su lastimoso cuerpo virgen,
la cara arrogante atractiva ciega de él girándose hacia mí,
su lastimoso cuerpo virgen,
pero no lo hago. Quiero vivir. Yo
los levanto como a muñecos de papel
hombre y mujer y los choco uno contra otro
por las caderas como a trozos de pedernal para
que saquen chispas, digo
Hagan lo que van a hacer, y yo voy a contarlo.



Sharon Olds, San Francisco, California, 1942
 Versión  Inés Garland e Ignacio Di Tullio
La materia de este mundo, Gog y Magog, Buenos Aires, 2016



I Go Back to 1937
I see them standing at the formal gates of their colleges,
I see my father strolling out
under the ochre sandstone arch, the
red tiles glinting like bent
plates of blood behind his head, I
see my mother with a few light books at her hip
standing at the pillar made of tiny bricks with the
wrought-iron gate still open behind her, its
sword-tips black in the May air,
they are about to graduate, they are about to get married,
they are kids, they are dumb, all they know is they are
innocent, they would never hurt anybody.
I want to go up to them and say Stop,
don't do it--she's the wrong woman,
he's the wrong man, you are going to do things
you cannot imagine you would ever do,
you are going to do bad things to children,
you are going to suffer in ways you never heard of,
you are going to want to die. I want to go
up to them there in the late May sunlight and say it,
her hungry pretty blank face turning to me,
her pitiful beautiful untouched body,
his arrogant handsome blind face turning to me,
his pitiful beautiful untouched body,
but I don't do it. I want to live. I
take them up like the male and female
paper dolls and bang them together
at the hips like chips of flint as if to
strike sparks from them, I say
Do what you are going to do, and I will tell about it.