domingo, septiembre 25, 2011

salvatore quasimodo. tú llamas una vida y otros poemas


Tú llamas una vida

Fatiga de amor, tristeza,
tú llamas una vida
que dentro, profunda, tiene nombres
de cielos y jardines.

Y fuese mi carne
lo que el don del mal transforma.

de Aguas y tierras, 1920-1929

Yo me acreciento un mal

Grata respiración una raíz
exprime del árbol corrupto:

Yo me acreciento un mal
de vivo que al cambiar
sufre incluso su carne.

de Oboe sumergido, 1930-1932

Solo con que amor te alcance

No olvides que vives en medio de los animales
los caballos los gatos las ratas de cloaca
brunas como la mujer de Salomón tremendo
campo de banderas desplegadas,
no olvides el perro con lengua y rabo
de armonías de lo irreal ni el lagarto el mirlo
el ruiseñor la víbora el fuego. Te gusta pensar
que vives entre hombres puros y mujeres
virtuosas que no tocan
el grito de la rana en celo, verde
como la más verde rama de la sangre.
Los pájaros te miran desde los árboles y las hojas
no ignoran que la Mente ha muerto
para siempre, su reliquia sabe a cartílago
quemado a plástico corrupto; no olvides
que eres un animal hábil y sinuoso
que violenta tórrido y lo quiere todo aquí
en la tierra antes del último grito
cuando el cuerpo es cadencia de memorias apelmazadas
y el espíritu se apresura hacia el fin eterno
recuerda que puedes ser el ser del ser
sólo con que amor te alcance de lleno en las vísceras.

de Dar y tener, 1959-1965

Salvatore Quasimodo, Modica, Sicilia, 1901- Amalfi, 1968
en Salvatore Quasimodo, Y enseguida la noche y otros poemas, Hyspamérica Ediciones, Madrid, 1983
Selección y traducción de Carlo Frabetti. Edición no bilingüe
imagen de Copyright © John Jude Palencar

sábado, septiembre 24, 2011

olga orozco. james waitt




James Waitt

Luchamos contra grandes sombras, aferrados a mentiras sin pudor, saludando con penosa sonrisa el fin de su transparente impostura. Joseph Conrad; El negro del Narcissus.

Yo, James Waitt,
hijo del miedo y de la impostura,
tenía un cofre con monedas y un infame secreto.
Las monedas resonarán al paso de Donkin, el astuto emisario de mi muerte,
y el secreto me rozará la cara por los siglos como una rama seca.
¿Dónde estará el verdadero James Waitt?
En un barco alcanzaba las riberas del ocio
simulando agonías más fastuosas que un incendio en los bosques.
Pero un día la cólera marina silbó sobre su espalda como un látigo.
¿Dónde está el verdadero James Waitt?
En un barco alcanzaba las afanosas islas
simulando un poder más obstinado que las raíces en la primavera.
Pero un día la codicia terrestre esgrimió la verdad como un relámpago.
Me arrojaron al mar envuelto en un sudario de amenaza y terror que llamaron plegaria.
¡Piedad para James Waitt!
que conquistó la vida con la faz engañosa de la muerte
y penetró en la muerte con el rostro ilusorio de la vida.
Nadie venga a buscarlo.
Rasguñará en el limo lo mismo que las ratas en la viscosidad del maderamen,
hasta que el mar lo sorba como a un brebaje oscuro tras la máscara lisa de la lona.
Nadie diga su nombre para el último día.
James Waitt no tendrá rostro.

de Las muertes

Olga Orozco, Toay, 1920- Buenos Aires, 1989
de Antología de la Poesía Argentina, Tomo II, Selección Raúl Gustavo Aguirre, Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires, 1979
imagen: Salvador Dalí, El nacimiento de los deseos líquidos

miércoles, septiembre 21, 2011

mario luzi. arrugas


Arrugas

El alma ausente, a donde me dirija,
es un rigor que hiela toda forma
en el vacío de la mirada;
el hombre, mudo consistir de aspectos
en la eterna inminencia,
el variar perenne de las fuentes.
Una incierta sonrisa disimula el terror
y exhala entre los dientes ociosos
y mórbidos, el turbio sueño humano.
Suspiros ciegos, vagos,
rostros ya no instigados entre muros y plantas.
Los labios lentos maceran antiguos venenos
en el azul efímero del campo.
Están los cuerpos en paz,
crece la noche arbórea entre las nubes,
y el universo es incólume, hasta que
cambiada en sombra, empiece a sollozar.

Noticias a Giuseppina después de tantos años

¿Qué esperas, con qué sueñas otra vez, amiga,
si en un viaje tan sombrío vuelves
aquí donde en el sol las tempestades
tienen su voz altísima brumosa,
con olor de jazmín y de avalancha?

Me encuentro aquí con esta edad que sabes,
sin ser joven ni anciano, espero, miro
esta vicisitud amenazante;
ya no sé lo que quise o me fue impuesto,
entras en mí, de mí sales ilesa.

Y lo que debe ser es todavía,
el río corre, el campo se transforma,
graniza, escampa, ladra cualquier perro,
sale la luna, nada se rescata,
nada, del largo sueño venturoso.

Mario Luzi, Sesto Fiorentino, 1914- Florencia, 2005
en Poesía italiana contemporánea, Vintila Horia y Jesús López Pacheco, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1959
imagen de Anne Arden McDonald, Self portrait 58, en Anne Arden McDonald, publicada con expresa autorización de la autora

Rughe

L'anima assente, ovunque mi rivolga
è un rigore che assidera le forme
nel vuoto dello sguardo,
l'uomo, un muto consistere d'aspetti
nell' eterna imminenza,
il perenne variare delle fonti.
Un incerto sorriso dissimula il terrore
ed esala fra i denti neghittosi
e morbidi l'oscuro sogno umano.
Sospiri ciechi, aneliti
volti non più igistati fra i muri e fra le piante.
Le labbra lente macerano antichi veleni
nell' effimero blu della campagna.
Stanno i corpi pazienti,
cresce la sera arborea fra le nubi
e l'universo è incolume fin quando
da una buia ferita una creatura
mutata in ombra prenda a singhiozzare.

Notizie a Guiseppina dopo tanti anni

Che speri, che riprometti, amica,
se torni per coi cupo viaggio
fin qua dove nel sole le burrasche
hanno una voce altísíma abbrumata,
di gelsomino odorano e di frane?

Mi trovo qui a questa età che sai,
nè giovane nè vecchio, attendo, guardo
questa vicissitudine sospesa;
non so più quel che volli o mi fu imposto,
entri nei miei pensieri e n'esci illesa.

Tutto l'altro che deve essere è ancora,
il fiume scorre, la campagna varia,
grandina, spiove, qualchee cane latra,
esce la luna, niente si riscuote,
niente dai lungo sonno avventuroso.

martes, septiembre 20, 2011

giovanni boccaccio. alrededor de una fuente...


83

Alrededor de una fuente, en un prado
lleno de verdes hierbas y hermosas flores
estaban sentadas tres angelitas, contándose
quizá sus amores, y a cada una

sombreaba el bello rostro una verde rama
que le ceñía los cabellos de oro; por afuera
y por dentro una suave brisa envolvía
juntamente los dos bellos colores.

Y después de un rato una les dijo a las otras dos
(según oí): "Si por casualidad
viniera aquí ahora el amante de cada una,
¿huiríamos de aquí atemorizadas?"
Y a ella le contestaron las otras dos: "Quien huyera
sería poco sabía, ¡con semejante suerte!"

Giovanni Boccaccio, Certado, Toscana, 1303-1375
en Poesía medieval italiana, antología bilingüe. Selección, traducción y notas de Oreste Frattoni, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1978
imagen de Hans Baldung Grien, La armonía

83
Intorn' ad una fonte, in un pratello
di verdi erbette pieno e di bei fiori,
sedean tre angiolette, i loro amori
forse narrando, ed a ciascuna 'l bello

viso adombrava un verde ramicello
ch'i capei d'or cingea, al qual di fuori
e dentro insieme i dua vaghi colori
avvolegeva un suave venticello.

E dopo alquanto l'una alle due disse
(com' io udi): "Deh, se per avventura
di ciascuna l'amante or qui venisse,
fuggiremos noi quinci per paura?"
A cui le due risposer: "Chi fuggisse,
poco savia saria, con tal ventura!".
.

domingo, septiembre 18, 2011

aldo oliva. orfeo


Orfeo


Gimiendo, maltrovando, holgando con lo oscuro.

La Celestina

Acércate y muéstrame en tu anillo
la herrumbre del tiempo
de aquella dulce carne que dónde duerme.
Ahora saludas
la ominosa emergencia del mundo,
definitivamente esta historia en colores
de sangre irreal en la pastosa noche,
las ciegas manadas del tacto en el amanecer
y el triste vuelo de las estaciones
sobre la cintura de cemento y de hierro.

Las suaves panteras se hunden en sus sombras,
asciende la serpiente al corazón
y en su copa desova bajo todos los vientos.
Lentas muertes antes de la muerte,
entre ordenamientos y derrumbes,
filtra el cristal infiel:
es el Suceso. Pero risa y llanto y la garra
total,
que es melancólica y sabe que en el sueño
es apenas un tenue puñalito de plata,
ahora saludas.

Hay una boca sin embargo
que para siempre lo canta.


De De fascinatione


La escritura de Severino (Movimiento de danza)

a Atilio Pentimalli

Alza la mano izquierda para silenciar los elementos
del Acto; lee, como si obviara en el oscuro
designio de la historia,
en el poder locura, fango en los ojos de la perdida gente.
Con su mano derecha va penetrando el giro
de su ávido sueño, noche transfigurada
que en el espacio blanquísimo del alba
deja caer los signos.
Enjugado el olvido sus pañuelos
forjan su red plenilunar de nudos de oro,
la figura carnal de los ardientes corazones,
la constelación gramatical del alma.
En el cósmico exilio cursa el ser en desánimo
y nace la palabra:

(Non di morte...

DURAZNOS de las ISLAS para el amor de Fina.
AMOR de FINA dibujado en las PLANTAS y en
la TIERRA y en el AGUA.

(Non di morte sei tu...

Las gemas peregrinas para silenciar los elementos
de la explosión del Acto.

(Non di morte sei tu, ma di vivaci
Cenere albergo, ov'e riposto Amore
)

Y más allá del texto,
profanada,
queda la muerte sin la palabra MUERTE.

De De fascinatione

Aldo Oliva, Rosario, 1927-2000
en Aldo Oliva, Poesía completa, Editorial Municipal de Rosario, Rosario, 2003
imagen Padovanino, Orfeo y los animales

jueves, septiembre 15, 2011

cristina peri rossi. bitácora y otros poemas





Bitácora
No conoce el arte de la navegación
quien no ha bogado en el vientre
de una mujer, remado en ella,
naufragado
y sobrevivido en una de sus playas.

Linguística general, 1979

La pasión

Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.

Babel bárbara, 1991


Oración
Líbranos, Señor,
de encontrarnos
años después,
con nuestros grandes amores.

Inmovilidad de los barcos, 1997

Cristina Peri Rossi, Montevideo, 1941
imagen de © Peggy Ahwesh

martes, septiembre 13, 2011

olga orozco. detrás de aquella puerta


Detrás de aquella puerta

En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella que no abriste
y que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero tiene el color de la inclemencia
y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
Acaso ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído de tu ayer,
acaso resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
acaso cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
y midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
Es tan sólo un engaño,
una fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía,
refracciones falaces que surge del olvido cuando lo roza la nostalgia.
Esa puerta no se abre hacia ningún retorno;
no guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
No regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
-cada etapa un espejo equivocado que te sustrajo al mundo-
descubriera el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
¿Acaso cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
la relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
No te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
con tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
no transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
porque también, también serán un día el muro y la añoranza.
Esa puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
Si consigues pasar,
encontrarás detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.

El presagio

Estaba escrito, en sombras.
Fue trazado con humo en medio de dos alas de colores,
casi una incrustación de riguroso luto cortando en dos el brillo de la fiesta.
Lo anunció muchas veces el quejido escarchado del cristal debajo de tus pies.
Lo dijeron oscuros personajes girando siempre a tientas,
porque nunca hay salida para nadie en los vertiginosos albergues de los sueños.
Lo propagó la hierba que fue un áspero, tenebroso plumaje una mañana.
Lo confirmaron día tras día las fisuras súbitas en los muros,
los trazo de carbón sobre la piedra, las arañas traslúcidas, los vientos.
Y de repente se desbordó la noche,
rebasó en la medida del peligro las vitrinas cerradas, los lazos ajustados,
las manos que a duras penas contenían la presión tormentosa.
Un gran pájaro negro cayó sobre tu plato.
Es como la envoltura de algún fuego sombrío, taciturno, sofocado,
que vino desde lejos horadando al pasar la intacta protección de cada día.
Ahora observa humear esa cosecha escalofriante.
Llega desde las más remotas plantaciones de tu presentimiento y de tu miedo,
llega incesantemente exhalando el misterio.
Está sobre tu plato y no hay distancia alguna que te aparte,
ni escondite posible.

Un relámpago, apenas

Frente al espejo, yo, la inevitable:
nada que agradecer en los últimos años,
nada, ni siquiera la paz con las señales de los renunciamientos,
con su color inmóvil.
Esta piel no registra tampoco el esplendor del paso de los ángeles,
sino sólo aridez, o apenas la escritura desolada del tiempo.
Esta boca no canta.
Ancha boca sellada por el último beso, por el último adiós,
es una larga estría en un mármol de invierno.
Pero ninguna marca delata los abismos
-ah intolerables vértigos, pesadillas como un túnel sin fin-
bajo el sedoso engaño de la frente que apenas si dibuja unas alas en vuelo.
¿Y qué pretenden ver estos ojos que indagan la distancia
hasta donde comienza la región de las brumas,
ciudades congeladas, catedrales de sal y el oro viejo del sol decapitado?
Estos ojos que vienen desde lejos saben ver más allá,
hasta donde se quiebran las últimas astillas del reflejo.
Entonces apareces, envuelto por el vaho de la más lejanísima frontera,
y te buscas en mí que casi ya no estoy, o apenas si soy yo,
entera todavía,
y los dos resurgimos como desde un Jordán guardado en la memoria.
Los mismos otra vez, otra vez en cualquier lugar del mundo,
a pesar de la noche acumulada en todos los rincones, los sollozos y el viento.
Pero no; ya no estamos. Fue un temblor, un relámpago, un suspiro,
el tiempo del milagro y la caída.
Se destempló el azogue, se agitaron las aguas y te arrastró el oleaje
más allá de la última frontera, hasta detrás del vidrio.
Imposible pasar.
Aquí, frente al espejo, yo, la inevitable:
una imagen en sombras y toda la soledad multiplicada.

Olga Orozco, Toay, La Pampa, 1920-1999
en El jardín posible, Selección y prólogo de Marisa Negri, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2009
imagen de Anne Arden McDonald, Self portrait 20, en Anne Arden McDonald, publicada con expresa autorización de la autora

lunes, septiembre 12, 2011

jorge aulicino. 13. por lo bajo te fue revelado un incidente de disparos


13

Por lo bajo te fue revelado un incidente de disparos
en una pizzería. No usaban grandes pistolas, tal vez revólveres.
Las balas, sin precisión, horadaron la pared, reventaron un vidrio,
dieron en un cuerpo. Momentos antes apuraban la pizza,
se atragantaban de recelos, mascullaban; bebían rápido
vino blanco, dulzón, y coca cola: el gas se había aplacado
en los vasos. Al voltear una mesa, tal vez volaron papeles
aceitosos, las botellas, un paquete de cigarrillos arrugado.
Deben de haber ululado sirenas en una tarde cuya densidad
no pudo ser perforada. Sin detalles accidentales, sol o vetas
en alguna rama de plátano. Un día sin respiraderos, sin salida,
sin escaleras, sin muchedumbre, con el solo paso tarde de gente
vestida con ropas percudidas, obreros, muchachos de oficina;
sin trampa, sin perspectiva, sin horizonte, gris o apenas brillosa,
con el brillo escaso y aplastante de lo funcional, electrodoméstico.

18

(Apocalipsis)

Aún crees que será como una pintura del siglo XIX, no como
el diablo trepidando mientras parte la calle con un
martillo neumático; no como los ojos desiertos de nuestro
Señor; no como astillas de edificios purulentas.
Crees, aún, que será el albor del ángel sobre las aguas.
Y la luna y el sol rojos flotando sobre acantilados
en los que los hombres elevan preces; no como
las paredes vivas y cubiertas de mugre activa.
Finalmente, han reabierto la panadería, y es un lugar agradable,
duro en cierto modo, fragante a medialunas y café:
duro, pues es material, fregado, ligeramente ahumado.
No, no llegará la sangre al río, no lo esperes así no más,
dice el cajero, limpio, de generosa faz.
Y no medialuna: dice croissant.
Lo pronuncia de manera aceptable.
Sírvete, esta es mi sangre.

Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949
de Libro del engaño y del desengaño, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2011
Imagen obtenida de Fumar puede matar

domingo, septiembre 11, 2011

hugo gola. poema


Poema

Yo no sé
si además
si todavía
si para siempre
viviré de punta
subiendo sin arraigar
con los pies en el río
recorriendo arenas
algas
cicatrices.
Yo no sé
si ahora
que tengo un flanco
entibiecido
cubierto por tu respaldo
seguiré siendo así
puro vapor disuelto
pura nube de golpe
puro amor disponible
para la piedra
el aire
las estrellas
o los zapatos tristes.
Yo no sé
de mi no sé
cuando el calor
avanza dando brincos
ya no puedo
pero levántame
así seré siempre
pero espérame.


Poema

Y además
mi corazón
tiene la culpa
porque nació
tan tibio y sorprendido
y yo también
un poco
y este cielo
y estas mañanas limpias
y estas calles
por donde el aire estalla
y este gran infierno de los hombres
tienen la culpa
Pero
sobre todo
mi corazón que no me deja
mi corazón
que me derrama
y me pierde.

La culpa es mía
la traigo desde lejos
pero qué puedo hacer
sino vivir así
y andar a cada rato
con un dolor
y un sueño
custodiándome.

Qué puedo hacer
si el corazón
me vino enorme
y tiembla
por cada soplo liviano
qué puedo hacer
sino abrazarlo
o cuanto más
echarlo al aire.


Hugo Gola, Pilar, Santa Fe, 1927
de Primera reunión de arte contemporáneo, Santa Fe, 1957
en La poesía del cincuenta, Biblioteca Básica Argentina, Centro Editor América Latina, Buenos Aires, 1994
imagen de hombre en el agua, de Curiosidades de Google Earth

sábado, septiembre 10, 2011

silvina ocampo. lot, los ángeles y la estatua


Lot, los ángeles y la estatua

¿Cómo eran el ocaso y el umbral de esa puerta,
oscura y sin falleba, donde estaba sentado
mirando el horizonte Lot? ¿Y el afeminado
perfil de un par de ángeles en la noche desierta?

Los anhelados ángeles que Sodoma quería
conocer con premura ¿cómo eran? ¿Y la fría
continuidad de un lago que la Escritura omite,
cuya agua no tolera que el lirio se marchite...?

Las anónimas plantas, el aire inmaculado,
ignorados antípodas, ocupaban el mundo.
Infernal o seráfico, el amor transformado
en la antigua Pentápolis se volvía infecundo.

Lot rezaba en silencio: No olvidaré el amor
tan incestuoso y puro que nos impuso Eva
.
Nocturna prorrumpía una esperanza nueva,
secreta y laberíntica, como una sola flor.

Eran altas y hermosas las árabes palmeras;
un arco iris perfecto, palomas mensajeras
con devoción postal hubieran conmovido,
hubieran aplacado al dios enfurecido.

No vaciló el castigo, tampoco la inocencia
proclamada por ángeles de idénticas venturas
que amables auguraban la exaltada inclemencia:
lluvias de azufre y fuego, brillantes y seguras.

En el amanecer huía la familia
de Lot, como en las guerras, y la madre resuelta,
cumpliendo su destino de estatua, se da vuelta
y en la llanura atónita entrega a la vigilia

perpetua su blancura. Quieta y furtiva espera.
Ni un hombre ni un espejo le reveló cómo era
Desdeñada por buitres y lombrices, ya nada
le interrumpe el delirio en el alba invariada.

Silvina Ocampo, Buenos Aires, 1903 - 1994
en Silvina Ocampo, Poesía completa, Tomo I, Emecé, Buenos Aires, 2002
imagen de Peter Paul Rubens, Lot y sus hijas

jueves, septiembre 08, 2011

enrique gonzález martínez. tuércele el cuello al cisne


Tuércele el cuello al cisne

Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.
Huye de toda forma y de todo lenguaje
que no vayan acordes con el ritmo latente
de la vida profunda. . .y adora intensamente
la vida, y que la vida comprenda tu homenaje.
Mira al sapiente búho cómo tiende las alas
desde el Olimpo, deja el regazo de Palas
y posa en aquel árbol el vuelo taciturno…
Él no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta
pupila, que se clava en la sombra, interpreta
el misterioso libro del silencio nocturno
.

Enrique González Martínez, Guadalajara, Jalisco, 1871- México D.F., 1952 
de Los senderos ocultos, 1911
imagen s/d, obtenida de La masa al Sur

domingo, septiembre 04, 2011

sergio raimondi. qué es el mar



Qué es el mar

El barrido de una red de arrastre a lo largo del lecho, 
mallas de apertura máxima, en el tanque setecientos mil 
litros de gas-oil, en la bodega bolsas de papa y cebolla, 
jornada de treinta y cinco horas, sueño de cuatro, café, 
acuerdos pactados en oficinas de Bruselas, crecimiento 
del calamar illex en relación a la temperatura del agua 
y las firmas de aprobación de la Corte Suprema, circuito 
de canales de acero inoxidable por donde el pescado cae, 
abadejo, hubbsi, transferencias de permiso amparadas 
por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca; ahí: 
atraviesa el fresquero la línea imaginaria del paralelo, va 
tras una mancha en la pantalla del equipo de detección, 
ignorante el cardumen de la noción de millas o charteo, 
de las estadísticas irreales del INIDEP o el desfasaje 
entre jornal y costo de vida desde el año mil novecientos 
noventa y dos, filet de merluza de cola, SOMU y pez rata, 
cartas de crédito adulteradas, lámparas y asiático pabellón, 
irrupción de brotes de aftosa en rodeos británicos, hoki, 
retorno a lo más hondo de toneladas de pota muerta 
ante la aparición de langostino (valor cinco veces mayor), 
infraestructura de almacenamiento y frío, caladero, eso.

Sergio Raimondi, Bahía Blanca, 1968


What the Sea Is

The sweep of a net dragged the length of the bed,
Maximum allowed mesh, seven hundred thousand litres
Of diesel in the tank, sacks of potato, onions in the galley,
Thirty five hour shifts, sleep four, coffee,
Contracts sealed in offices in Brussels, growth
Of the ilex squid related to water temperature
An approval signed in the Supreme Court, stainless
Steel gutters through which the fish fall,
Southern cod, hubbsi, transfers of permits protected
By the Agriculture, Fisheries and Food Secretariat, there:
Runs a cooling ship over an imaginary line of latitude,
Trvels after a blot of the screen of the tracking tech,
The shoal unaware of the notion of miles and switched licences,
Of fabricated statistics from the Institute or imbalance
Between daily rate and cost of living since nineteen
Ninety two, hake filet, the union, and rat fish,
Tampered letters of credit, lamps and Asian flags,
Outbreaks of foot and mouth in British herds, hoki,
Throw back to the deep tons of dead stock
On the arrival of squid (at rates five times higher)
Storage capacity and cold, fishing ground, that.

Traducido por Andrew Graham-Yool

Imagen de Esmeralda Torres, de Señales de cercanía, en Colectivas


Was ist das MeerTraducción de Timo Berger, en Lyrikline, gentilmente recomendado por Victoria.

sábado, septiembre 03, 2011

fernando pessoa. al margen


Al margen

¡Aprovechar el tiempo!
¿Pero qué es el tiempo, para que yo lo aproveche?
¡Aprovechar el tiempo!
Ningún día sin una línea...
El trabajo honesto y superior...
El trabajo en Virgilio, en Milton...
¡Pero es tan difícil ser honesto o superior!
¡Es tan poco probable ser Milton o ser Virgilio!

¡Aprovechar el tiempo!
Arrancar del alma los bocados precisos -ni más ni menos-
Para juntar con ellos los cubos ajustados
Que hacen grabados ciertos en la historia
(Y son ciertos también del lado de abajo que no se ve)...
Poner las sensaciones en castillo de cartas, pobre China de las veladas.
Y los pensamientos en dominó, igual contra igual,
Y la voluntad en carambola difícil.
Imágenes de juegos o de paciencia o de pasatiempos:
Imágenes de la vida, imágenes de las vidas, Imagen de la Vida.

Verbalismo...
Sí, verbalismo...
¡Aprovechar el tiempo!
No temer un minuto que el examen de conciencia desconozca...
No tener un acto indefinido ni ficticio...

No tener un movimiento disconforme con propósitos...
Buenas maneras del alma...
Elegancia de persistir...

¡Aprovechar el tiempo!
Mi corazón está cansado como mendigo verdadero.
Mi cerebro está pronto como un fardo puesto al costado.
Mi canto (¡verbalismo!) está tal como está y es triste.
¡Aprovechar el tiempo!
Desde que comencé a escribir pasaron cinco minutos.
¿Los aproveché, o no?
¡¿Si no sé si los aproveché, qué sabré de otros minutos?

(Pasajera que viajabas tantas veces en el mismo compartimiento conmigo
En el tren suburbano,
¿Llegaste a interesarte por mí?
¿Aproveché el tiempo mirándote?
¿Cuál fue el ritmo de nuestro sosiego en el tren en marcha?
¿Cuál fue el entendimiento que no llegamos a tener?
¿Cuál fue la vida que hubo en esto? ¿Qué fue esto en la vida?)

¡Aprovechar el tiempo!...
¡Ah, déjenme no aprovechar nada!
¡Ni tiempo, ni ser, ni memorias de tiempo o de ser!...
Déjenme ser una hoja de árbol, titilada por brisas,
El polvo de un camino, involuntario y solo,
El surco dejado en el camino por las ruedas hasta que vienen otras,
El trompo del pilluelo, que se va a detener,
Y oscila, en el mismo movimiento que el del alma,
Y cae, como caen los dioses, en el suelo del Destino.

Fernando Pessoa, Lisboa, 1888- 1935
en Fernando Pessoa, Antología Poética, Selección, traducción y prólogo de Rodolfo Alonso, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2009. No bilingüe.
imagen: Material tomado de Aula de Letras Copyright © 2011 de José Mª González-Serna Sánchez